lunes, 17 de diciembre de 2018

NOCIÓN DE COMERCIO

1. EL COMERCIO COMO FENÓMENO ECONÓMICO

Desde el punto de vista económico y en sentido amplio, el comercio tiene por objetivo el cambio de bienes o servicios que están en el dominio de los hombres y que son necesarios para la satisfacción de las necesidades humanas.

Tradicionalmente se ha situado al comercio en el capítulo de la Economía Política referente a la circulación de la riqueza, pues mediante la actividad comercial se produce la movilización de los bienes, que pasan de unas manos a otras. Se  ha advertido en el comercio un doble aspecto: uno de  índole objetiva, consistente en la realización de los actos de mediación, y otro de índole subjetiva, consistente en el propósito o ánimo de lucro que persigue quien realiza la función de mediador.

2. APARICIÓN, DESARROLLO E IMPORTANCIA DEL COMERCIO

El cambio de bienes como medio de satisfacer las necesidades humanas existe desde que se inicia la relación social, cuando el hombre advierte la dificultad o la imposibilidad de producir determinados bienes que otros poseen y que puede adquirir cambiándolos con aquellos de que dispone. Aparece, así, la forma primitiva del trueque y aunque en ella no hay una función de mediación, existe el intercambio de unos bienes por otros.

Con el transcurso del tiempo, a medida que se amplía la vida de relación y se hace necesaria la división del trabajo, determinadas personas se dedican a la actividad de mediadores en el cambio de bienes, de la que hacen su ocupación habitual con el incentivo de obtener un beneficio.

La necesidad de facilitar el intercambio cada vez más creciente origino la aparición de determinados elementos que, junto con otros factores, han contribuido a impulsar el comercio.

Para establecer la equivalencia entre los bienes objeto de cambio se crearon las pesas, las medidas y la balanza. Para evitar las dificultades del cambio directo se invento la moneda, como medida de apreciación común del valor de las cosas. Sus características de poco peso, facilidad de manejo y posibilidad de conservación, generalizaron su uso, dando agilidad a las transacciones.

Las comunidades entre los pueblos, cada vez más intensas y frecuentes, se ensancharon con los descubrimientos geográficos que incorporaron nuevas áreas a la actividad comercial. Mediante los descubrimientos científicos se aplicaron las fuerzas de la naturaleza a los medios de comunicación, lo que permitió cubrir las distancias en tiempo cada vez más breve. La frecuencia en los tratos y el conocimiento de las personas fomento la confianza, base del crédito, que promovió la movilización de la riqueza en forma creciente sin disponer de dinero.

El espíritu de asociación, que lleva a los hombres a unir sus esfuerzos para alcanzar objetivos comunes o imposibles de lograr por la acción individual, tuvo sus primeras manifestaciones en las caravanas formadas por comerciantes que se unían para afrontar juntos los riesgos de largos y peligrosos trayectos y ha culminado bajo las formas jurídicas de las sociedades comerciales, que en nuestros días han tomado a su cargo las más importantes empresas y que el propio Estado ha utilizado para actuar en el campo económico con la rapidez eficiencia y facilidad que exigen las actividades económicas.

Los factores de incertidumbre originados por la realización de determinados eventos ajenos y superiores a la voluntad del hombre y la frustración de empresas o beneficios como consecuencia de estos hechos, determinaron la necesidad de descartar sus efectos dañosos por medio de compensaciones previstas de antemano, dándose origen al seguro, que permitiría intentar múltiples empresas sin el temor de lo incierto.

Numerosas actividades han ido generando los negocios más variados, como son los de transporte, banca, depósito, prenda, etc., que han ensanchado el ámbito mercantil y han dado origen a diversas figuras jurídicas. La importancia que ha tenido el comercio en el curso de la historia se ha acentuado en el mundo de nuestros días, en el que se le considera no sólo como un medio de satisfacer un propósito de lucro sino como elementos promotor de relaciones más justas, orientadas hacia objetivos de bien común y que en el ámbito internacional propende a suprimir el desequilibrio económico entre los países prósperos y los de menor desarrollo, a fin de que estos puedan elevar su nivel de vida.


3. CLASIFICACIÓN DEL COMERCIO

La actividad mercantil suele clasificarse según diversos criterios.

Por razón de las personas que intervienen en el comercio, este puede ser público o privado, según si intervienen en la relación comercial el Estado o los particulares. Esto no descarta, desde luego, que en el comercio entre particulares hay siempre un interés público que obliga la intervención del Estado. Ello ocurre tanto en el comercio internacional entre comerciantes de unos y otros países como en el comercio interno, para impedir maniobras de acaparamiento o especulación que atenten contra el interés general. La posición del Estado frente a la actividad comercial ha originado la división de criterios entre librecambistas e intervencionistas.

En relación con el medio de comunicación de que se vale el comercio, puede clasificarse en terrestre, marítimo o aéreo, quedando comprendido dentro del comercio marítimo el que se desarrolla a través de ríos o lagos. La importancia y las características especiales que revisten a las dos formas últimamente mencionadas han determinado que se reconozca por muchos tratadistas las existencias de una rama autónoma del derecho denominado Derecho de La Navegación. Tanto el comercio marítimo como el aéreo se subdividen en comercio externo y de cabotaje, según se realice entre puertos o aeropuertos de distintos países, o de un mismo país. Y, a su vez, el comercio de cabotaje puede ser directo o indirecto, si se realiza en buques o aeronaves de la misma nación, o de otros países.

De acuerdo al volumen o importancia de las relaciones mercantiles, el comercio se clasifica en mayorista o minorista, según si se trata de expendio a otros comerciantes que adquieren las mercaderías en grandes cantidades para la reventa, no siendo, en consecuencia, necesario contar con establecimientos abiertos al público, o si, como ocurre en el comercio al por menor, las transacciones se hacen por unidades, siendo necesario contar con tienda o almacén.

También se alude a un comercio de tiempo de paz y a un comercio de tiempo de guerra, dadas las características que revista esta actividad, según la época en que se desarrolla.

Asimismo, el comercio puede ser de exportación o importación, según la procedencia de las mercaderías, o sea, si salen del país o si son introducidas en él.


Existen otras clases de comercio cuya importancia resulta secundaria en orden a las relaciones jurídicas.

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